
Hace casi una década, en 2017, Lady Gaga encabezó Coachella, aunque no fue intencional. La superestrella intervino para reemplazar a Beyoncé, quien en ese entonces acababa de revelar al público que estaba embarazada. Beyoncé regresó para liderar el festival en 2018, pero esta noche, en la primera noche de Coachella 2025, llegó el turno de Gaga. Y esta vez, todo fue completamente intencional.
El viernes (11 de abril), Gaga celebró “Mayhem In the Desert” (“Caos en el Desierto”) — como lo anunciaba su puesto de merchandising en el festival — con un espectáculo fascinante y ominoso. Titulado “The Art Of Personal Chaos” (“El Arte del Caos Personal”), el show de dos horas no fue solo un concierto, sino una meticulosa reflexión sobre la fama y el desempeño, y el costo de mantener ambas cosas.
O, como dos Gagas de diferentes épocas dijeron en las pantallas que flanqueaban el escenario, mirándose entre sí pero hablando a las masas: “Este es el manifiesto del caos”.
Es un concepto adecuado para un show principal que le sigue a un álbum del mismo nombre. Mayhem de Gaga llegó en marzo y debutó en el primer lugar del Billboard 200. Y para una artista como Lady Gaga, es un concepto rico en inspiración. Parece que estaba tan inspirada, de hecho, que la única forma de organizar y presentar claramente sus ideas fue a través de cinco actos distintos, incluido un esperado final, pero todos entrelazados de manera impecable gracias a la impresionante y desafiante coreografía de Parris Goebel. Y, por supuesto, el catálogo de Gaga.
Su espectáculo naturalmente se inclinó hacia el material nuevo, en especial porque sus presentaciones en Coachella durante los dos fines de semana del festival sirven como un inicio no oficial de su próxima gira, The Mayhem Ball. Pero la forma en que Gaga reimaginó o quizás recontextualizó algunos de sus éxitos anteriores los hizo sentir impresionantemente frescos y obligó a los fans a reevaluar la idea de la fama, mientras se destacaba la genialidad de Gaga.
La fama es un concepto que siempre ha fascinado a la artista; de hecho, tituló su álbum debut The Fame. Y en él se encuentra el éxito que la catapultó a la fama: “Paparazzi”. No puede ser más directo que eso. Mientras que Mayhem regresa a este tema familiar, lo hace de una manera poco convencional, dándole una agudeza industrial y cruda al electro-pop de Gaga.
Ese universo sonoro cobró vida en el escenario principal de Coachella, con una escenografía expansiva que representaba una casa de ópera, aunque también parecía un castillo medieval que alberga un rave demoníaco (alimentando otro de los lemas de Gaga para el fin de semana: “Dance or die”, “Baila o muere”).
La actuación completa se sintió como una entidad viva, en gran parte porque Gaga llevaba un micrófono en la cabeza que capturaba cada respiración controlada que tomaba. Pero también por la narrativa, que a lo largo de sus cinco actos revisó las diversas versiones de Lady Gaga del pasado, todas las cuales, como el espectáculo demostró, todavía viven en Gaga a pesar de estar aparentemente dormidas. O, en el caso de este show, a pesar de haber sido dadas por muertas.
En el Act 1: Velvet and Vice (Acto 1: Terciopelo y Vicio), los fans son recibidos por la Gaga actual, luciendo un bob negro. Y sin embargo, abre con “Bloody Mary”, una canción de Born This Way de 2011. El resto del set continuó equilibrando lo viejo y lo nuevo, colocando “Judas” entre las canciones de Mayhem “Abracadabra” y “Garden of Eden”, antes de terminar con el éxito de The Fame “Poker Face”. Para la interpretación de esta última, Gaga simuló un juego de ajedrez de alto riesgo, que se sintió reminiscente de la famosa escena del ajedrez mágico de Harry Potter and the Sorcerer’s Stone (Harry Potter y la Piedra Filosofal). Solo que aquí, Gaga está jugando contra sí misma, y es la Gaga actual quien prevalece.
Después de declarar “¡córtenle la cabeza!” a una Gaga rubia caída del pasado, su visión para este espectáculo se enfoca mientras los actos que siguen examinan los lados oscuros de la fama. En el Act 2: And She Fell Into a Gothic Dream (Act 2: Y Cayó en un Sueño Gótico), la Gaga rubia asesinada se ve enterrada entre esqueletos, aunque está muy viva. Tanto ella como los cadáveres a su lado empiezan a moverse lentamente, incluyendo otra Gaga del pasado, esta vez de 2009, luciendo un traje de encaje rojo reminiscente del que usó en los Premios MTV a los Videos Musicales de ese año.
El Acto 2 abre adecuadamente con “Perfect Celebrity”, seguido por “Disease” y una impresionante versión acústica de “Paparazzi” que sirve como el arco emocional de todo el set — ¿captas el tema? “A veces siento que entré en un sueño cuando tenía 20 años… y no sabía si quería despertar, porque ¿y si ustedes no estaban ahí?”, preguntó Gaga a sus fans, aún en su versión rubia.
Esta pregunta lleva a otra: ¿Es la fama el resultado de una relación codependiente entre artista y fan?
Llegamos al Act 3: The Beautiful Nightmare That Knows Her Name (Acto 3: La Hermosa Pesadilla Que Conoce Su Nombre”). Acompañada por el colaborador de Mayhem Gesaffelstein, Gaga interpretó “Killah” y “Zombieboy”, e incluyó una versión condensada de “Die With a Smile” (su colaboración en los charts con Bruno Mars) antes de regresar a lanzamientos más recientes con “How Bad Do U Want Me”. En el Act 4: To Wake Her Is To Lose Her (Acto 4: Despertarla Es Perderla), Gaga vuelve a su forma más reciente, con todo y su bob negro.
Antes de interpretar la animada “Born This Way” — que se sintió como que podría ser el final, con un espectáculo de fuegos artificiales — Gaga dijo al público: “Son quienes eligen ser, siempre lo serán”. Y como demostró a lo largo de la noche, cada versión de sí misma la llevó hasta donde está hoy. Todas son ella, y siempre lo serán. Pero eso no significa que las elija todavía.
Como regalo de despedida para un set que priorizó música nueva y narrativa por sobre grandes éxitos, Gaga interpretó la emotiva “Shallow” sola al piano, ubicado al final de la pasarela del escenario. Mientras observaba el abarrotado campo, reflexionó: “Hasta donde puedo ver, hay gente por todos lados… Espero que algún día simplemente desaparezca justo dentro de ustedes”. Luego interpretó “Vanish Into You” mientras caminaba junto a los fans presionados contra las barricadas, deteniéndose para tomarlos de las manos e incluso cantar directamente a sus caras mientras regresaba al escenario. Y fiel a su palabra, pronto desapareció.
Pasaron minutos y las luces del escenario permanecieron encendidas, pero atenuadas. Mientras algunos asistentes comenzaron a retirarse, la mayoría se mantuvo firmemente en su lugar, confiando en que Mother Monster no los dejaría así. Y, efectivamente, después de cinco minutos llegó el momento del último acto: Finale: Eternal Aria Of the Monster Heart (Final: Aria Eterna del Corazón Monstruo).
“Somos monstruos, y los monstruos nunca mueren”, dijo Gaga, antes de terminar con una versión extendida de “Bad Romance”. Y tras dos horas de tan valioso y deliberado arte escénico, la canción adquirió un nuevo significado. “I want your love” (“Quiero tu amor”), cantó Gaga, como lo ha hecho tantas veces antes. Solo que esta noche, se sintió como una súplica directa a sus fans. “You know that I want you, you know that I need you” (“Sabes que te quiero, sabes que te necesito”), continuó.
Y aunque a veces la fama, y todo lo que conlleva, puede hacer que Gaga se sienta atrapada en una historia de amor tormentosa, esta noche hizo que la historia fuera completamente suya. Esta noche, entregó una reflexión conmovedora y entretenida sobre lo que significa ser una superestrella, y lo hizo mientras solidificaba aún más su papel como una de las más grandes.
*Esta historia se publicó originalmente en Billboard Epañol