
En la ceremonia de Billboard Women in Music el mes pasado en Los Ángeles, la homenajeada con el premio Breakthrough (Revelación) Ángela Aguilar se tomó un momento para expresar su solidaridad con la comunidad latina inmigrante, dedicando su premio a las mujeres que cruzan la frontera a Estados Unidos “con nada más que esperanza en sus corazones, solo para encontrarse viviendo en la incertidumbre y el miedo”, dijo en un emotivo discurso que le mereció una ovación. “Ustedes merecen seguridad, dignidad y el derecho a soñar”.
Aguilar es parte de un grupo creciente de artistas latinos —incluyendo a Shakira, Maná y Alejandro Fernández— que están utilizando sus plataformas para alzar la voz en favor de los inmigrantes después de que Donald Trump asumiera la presidencia en enero y lanzara inmediatamente una ofensiva agresiva contra la inmigración, prometiendo llevar a cabo deportaciones masivas.
Pero fue quizá el artista de música regional mexicana Tony Aguirre quien abordó la situación de manera más directa. “Tengo miedo de que nadie venga a mis conciertos”, dijo en una entrevista con un podcaster mexicano cuando éste le preguntó cómo iban las cosas con Trump como presidente.
Aguirre dice a Billboard que está verdaderamente preocupado.
“Los eventos del regional mexicano han sido afectados, y no solo mis conciertos sino de varios colegas”, dice Aguirre. “Cuando empezó todo esto nos hablábamos para ver cómo nos había ido porque la neta la gente no estaba yendo a los shows. La gente tiene miedo de salir a la calle ahorita por lo que está pasando con las amenazas de deportaciones masivas y por eso más que nada me animé a hablar de eso. Y como que nadie del medio musical se ha animado a hablarlo o sacar el tema tal y como es. Pero sí se me hace importante que lo hablemos”.
Si bien los efectos de las políticas de Trump sobre la música latina aún están por verse a gran escala, existe una preocupación real por el impacto.
En California, Abel DeLuna, miembro de la veterana asociación de música mexicana Promotores Unidos y fundador de Luna Management, está lidiando nuevamente con una situación que históricamente ha afectado a los bailes de música regional mexicana, espectáculos pequeños pero poderosos (y durante muchos años la columna vertebral del género) que se realizan predominantemente en clubes nocturnos dirigidos a un público específico y organizados por promotores independientes. En 2007, Leila Cobo de Billboard entrevistó a DeLuna sobre el “refuerzo” de la aplicación de las leyes de inmigración bajo la administración de George W. Bush, y éste dijo entonces que la situación migratoria por sí sola representaba una caída del 20%-25% en su negocio de promoción de conciertos. Vivió el mismo escenario 18 años después cuando Trump asumió la presidencia por segunda vez a principios de este año, siendo particularmente brutales la cuarta semana de enero y la primera semana de febrero. DeLuna dice que los shows en esas semanas vendieron solo alrededor del 10%-15% de las entradas, lo que lo llevó a cancelar algunos espectáculos en el norte de California.
“Nuestra gente está preocupada”, dice DeLuna, hablando por teléfono solo unas semanas después de que Trump asumiera el cargo. “Muchos tienen miedo de salir, miedo de ir a trabajar, miedo de ir a los bailes, conciertos, varios de los cuales tuvieron que cancelarse porque la gente no está comprando boletos. No sé cuánto tiempo va a durar esto, si realmente se va a calmar pronto o si va a continuar durante mucho tiempo y, si es así, entonces nuestra gente va a sufrir mucho y todo el negocio va a sufrir”.
La baja asistencia a conciertos coincide con una disminución en el tráfico peatonal en vecindarios predominantemente hispanos de todo el país desde que Trump asumió el cargo, dice Maria Teresa Kumar, presidenta de Voto Latino, una organización sin fines de lucro que busca alentar a jóvenes hispanos y latinos a registrarse para votar.
“La gente tiene miedo de ser identificada y detenida, lo que está creando un efecto paralizador en una comunidad que lo está internalizando mentalmente pero también físicamente en sus decisiones de no salir a comprar o asistir a conciertos”, dice Kumar, quien en el pasado ha colaborado con artistas como Maná y Los Tigres del Norte para que los latinos se involucren más en lo político.
La industria de la música latina prospera gracias a una base de fans diversa y, aunque ahora está alcanzando una audiencia global como nunca antes, sus oyentes principales siguen siendo latinos, y una parte significativa de ellos son inmigrantes. Al igual que con gobiernos anteriores, cuando hay un aumento en los reportes de redadas de inmigración en ciudades de Estados Unidos, inevitablemente los negocios sufren. Esto incluye desde floristerías y restaurantes en Chicago, que han registrado una notable disminución en ventas, hasta escuelas e iglesias que también sienten el “efecto paralizador”, como lo describió el New York Times en un artículo sobre “inmigrantes escondidos” por temor a la deportación.
Promotores Unidos, una asociación de larga trayectoria con más de 300 miembros, celebró su conferencia anual en Las Vegas en enero, donde surgió este tema preocupante.
“[La inmigración] es la conversación más importante en este momento”, dice DeLuna categóricamente. “A aquellos con quienes he hablado dentro de la asociación les recomiendo lo mismo: debemos cuidarnos, pero tenemos que trabajar más duro y tratar de hacer una mejor promoción para que la gente venga a nuestros eventos, incluso si eso significa mantener los precios bajos. Lo que estoy haciendo personalmente es bajar los precios para ver si la gente se siente alentada a salir”.
Enrique Ortiz de Luz Record, una agencia de management, promoción y booking con sede en Los Ángeles, también asistió a la conferencia de Promotores Unidos en Las Vegas y dice que, aunque la desinformación en redes sociales sobre supuestas redadas en ciertas ciudades también ha afectado la asistencia a conciertos, ha estado siguiendo la situación de cerca. “Hemos estado notando que ICE está arrestando a personas con antecedentes penales, sí, pero también a quienes no los tienen. Y eso es preocupante. Tiene un impacto directo en todos nosotros como managers, promotores, músicos”.
Billboard confirma que este es un tema de conversación continuo en espacios importantes de la música latina y está en la mente de muchos, aunque muchos en la industria prefieren no hablar públicamente al respecto. a lo largo de dos meses, Billboard contactó a más de una docena de líderes de la industria, desde managers hasta agentes y promotores, para este reportaje, y la mayoría se negó a dar una entrevista sobre qué impacto tendría la administración de Trump en el negocio de la música latina. Algunos que aceptaron hablar sobre contexto a condición de anonimato expresaron el mismo sentimiento: incertidumbre. Una fuente, un manager de un conocido grupo de música regional mexicana, dijo que ya habían visto el impacto en los shows en vivo en ciertos mercados, y que están notando que esto afecta principalmente los conciertos de actos más tradicionales de música regional mexicana.
Mientras tanto, Josh Norek, presidente de Regalías Digitales, se rehúsa a quedarse callado. En marzo, envió un correo masivo a su lista de contactos con el asunto: “Industria de la música latina: el momento de hablar es ahora”.
“Desde recintos y sellos discográficos hasta artistas y equipos, las deportaciones crean una inestabilidad que amenaza el poder económico de la música latina”, decía su correo, con mensajes elaborados por Voto Latino para que artistas y ejecutivos los compartan. “Si nuestras audiencias y comunidades están en riesgo, nuestra industria sufre”.
Norek está particularmente enfocado en el impacto que el gobierno de Trump podría tener en las regalías, en caso de que su promesa de deportaciones masivas se haga realidad. “Estimo que en los próximos cuatro años veremos una disminución significativa en los ingresos”, dice a Billboard. “Me importa tremendamente desde un punto de vista humanitario, pero cuando piensas en el impacto económico, es una matemática muy simple: un stream proveniente de México vale alrededor del 2% de lo que vale un stream proveniente de Estados Unidos. Entonces, si deportas a 5 millones de streamers y los llevas a lugares como México, Guatemala o Venezuela, pasas de pagar 10 dólares al mes por Spotify en Estados Unidos a un nivel gratuito con publicidad en México, y eso generará casi nada. Mientras tanto, Pandora solo existe en Estados Unidos, y si quitas a esos usuarios, impactará las regalías de SoundExchange. No hay que ser demócrata, republicano o independiente para pensar sobre el impacto económico de las deportaciones”.
A todo esto se suman los aranceles globales de Trump anunciados el 2 de abril, que también podrían afectar a la industria musical estadounidense. Esto podría incluir desde fabricantes de instrumentos musicales hasta un aumento en los costos domésticos de prensado de vinilos y una posible disminución en el turismo local, lo cual podría afectar directamente la asistencia a conciertos y festivales en Estados Unidos.
“Durante estos tiempos [de incertidumbre], las gente está reconsiderando cómo gastar su ingreso disponible y, tristemente, los conciertos son uno de esos gastos que se consideran prescindibles”, agrega Kumar. “Solo han pasado dos meses y ya estamos viendo las implicaciones en la industria musical, en la hotelería, en la industria minorista. Esto no es sostenible”.
Norek se puso en contacto con Voto Latino para ayudar a elaborar mensajes que líderes de la industria y artistas puedan compartir, aunque hasta ahora las publicaciones no han ganado mayor tracción. “Entiendo que para algunas personas es difícil hablar porque no quieren ser demonizados”, dice. “Sin embargo, ahora hay una hostilidad abierta hacia los latinos e inmigrantes. Lo mínimo que podemos hacer es mostrarles a nuestros clientes que nos importa. Esta es nuestra audiencia”.
*Esta historia se publicó originalmente en Billboard Español.