Lo que tienes que saber antes de escuchar ‘DeBÍ TiRAR MáS FOToS'

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Bad Bunny hace más activismo político que nunca en su sexto álbum de estudio. ¿Volverá a conectar con sus fanáticos?

Para Bad Bunny, el artista latino más escuchado del año 2024 en la plataforma Spotify y el hombre detrás de una de las giras más lucrativas de la música latina (314 millones de dólares), el momento más importante de su vida no vino ni con su primer éxito ni con su primera gira, sino con su primera gran polémica.

Un 2 de enero, de 2023, Benito Antonio Martínez Ocasio tuvo que enfrentarse al espejo y descubrir de qué era de lo que estaba realmente hecho.

El “escándalo” es uno de los más conocidos en la industria musical. Un día cualquiera, el jóven que había hecho cosas como: lanzar una canción para denunciar las actitudes de Donald Trump en medio del Huracán María que azotó a la isla en 2017, donar becas universitarias o impulsar una protesta ciudadana durante un estallido social que se convirtió en uno de los momentos más importantes de la historia puertorriqueña, lanzó el teléfono celular de una fanática que no le respetó un momento de privacidad.

Benito jamás imaginó lo que el episodio del teléfono significaría para su carrera. En las redes sociales abunda la ingratitud y miles de internautas olvidaron rápidamente todas las cosas buenas que le aplaudían al artista meses atrás. Mientras que los haters del reggaetón lo vieron como un comodín para arremeter contra el cantante, quien se encerró en su círculo cercano conformado por su familia, amigos y una nueva pareja.

Vale la pena remarcar que Bad Bunny incluso ha financiado económicamente proyectos de los que sus fanáticos ni tienen ni la más mínima sospecha, en los que él no quiere presumir su aporte, que por respeto al artista y a su equipo no serán desarrollados aquí.

Así fue como en medio de una confesa depresión, Bad Bunny concluyó que lo más sensato que podía hacer era darle a sus fanáticos el oscuro álbum de trap que ellos habían esperado por años (Nadie Sabe Lo Que Va A Pasar Mañana) y retomar el sonido con el que comenzó a conquistarlos. Y si bien no alcanzó el impacto de sus discos más perreables, su desempeño también fue sorprendente.

La canción más famosa, “Perro Negro” (#20 en el Hot 100 y #1 en Latin Airplay de Billboard), uno de los pocos reggaetones del disco, ganó un Latin Grammy y pronto superará los 1.000 millones de reproducciones en Spotify. La segunda canción más exitosa, “Mónaco”, debutó en el #1 del Billboard Global 200 y ya va por los 500 millones en la misma plataforma.  

DeBÍ TiRAR MáS FOToS, su sexto disco de estudio, que salió el pasado domingo 5 de enero, no podría entenderse sin todo el contexto previo que velozmente he intentado resumir aquí. Un trabajo que Bad Bunny ha referido como uno de los mejores de su carrera y como un álbum que puede escucharse de forma simple.

El disco que bien podría resumirse en una de sus últimas frases, “ya no estamos pa’ la movie y las cadenas, estamos pa’ las cosas que valgan la pena: pal perreo, la salsa, la bomba, la plena”, rápidamente fue considerado por muchos fanáticos y la crítica especializada como su obra suprema.

En este trabajo, Bad Bunny ya no le apuesta a los éxitos radiales y, quizás, ni siquiera a las canciones de discoteca. El disco está hecho principalmente para él, para decir las cosas que le parecen importantes, enaltecer expresiones culturales –principalmente musicales– puertorriqueñas y para que sus canciones sean principalmente disfrutadas por los fanáticos que pagan las entradas a sus conciertos.

Mejor dicho, los que le ponen amor monetario a la vaina, para que el proyecto sea rentable.

Es así como canciones tropicales como la salsa “LA MuDANZA” (quizás la más política del álbum), la plena “CAFé CON RON” y hasta una pornosalsa como “BAILE INoLVIDABLE” –donde Benito, en medio de una canción romántica bailable se clava una desfachatada referencia al sexo oral–, no sólo son parte de una exploración sonora que el artista quería hacer en medio del álbum más boricua de su discografía. Sino también, una nueva forma de hacer activismo.

Convengamos que hay un componente muy poderoso en el hecho de llamar una canción “LA MuDanza”, para expresar un rechazo a la migración forzada de los boricuas que tienen que dejar la isla. Este es el álbum donde Benito, seguramente alimentado por los consejos de su amigo Residente, demuestra haber encontrado –por fin– la forma ideal de hacer activismo político desde la música mainstream.

Es decir, denunciar nuevamente la gentrificación –migración masiva de personas que no pueden pagar el encarecimiento de las viviendas de una región– que afecta la isla y cada vez más rincones del planeta, incluyendo el barrio de mi propia infancia (Villa Crespo)... pero ahora, con mayor sutileza.

Si hace dos años Benito se la metía toda a un documental de 20 minutos que conectaba con uno de sus videos, ahora la apuesta –previamente marcada en el cortometraje del mismo nombre que antecedió al álbum– es mucho más simple: voy a hacer un disco cabrón que le recuerde a todo el mundo las maravillas de Puerto Rico y a garantizar que esa “jodienda” suene en todas las discotecas del planeta.

Pero en el disco también hay lugar para el perreito: en parte porque Benito ama a sus fanáticos y no los va a dejar sin tumpa tumpa a dos años de haber lanzado su cuarto disco Un Verano Sin Ti y también porque es imposible construir identidad puertorriqueña sin reggaetón. Ahí es donde brillan “Voy A LLeVARTE PA PR, “PERFuMITO NUEVO” (con su protegida RaiNao) o “VeLDÁ”, con dos talentos emergentes de lo que ahora suele llamarse “La Nueva”: Omar Courtz y Dei V.

Al final de esta canción aparece Wisin para otra declaración de principios, ya que allí él no canta, sino que sólo presenta a las nuevas figuras. Como si Benito estuviera diciendo: aquí no van a encontrar featurings de otros famosos, sino que se van a sentar a escuchar mi mensaje y el de mis amigos. Que si son de PR, quizás sean muy parecidos a los suyos.

El mainstream suele castigar duro este tipo de iniciativas. A veces ni siquiera por una cuestión ideológica, sino económica. La música protesta divide y fragmentar los públicos significa generar menos ingresos. Es por esta razón que la disruptiva figura de Bad Bunny y más en un momento en el que él ha hecho de su isla y las denuncias contra la gentrificación su bandera, se percibe como una revolución artística.

No es casual que Benito haya elegido la alegre “LA MuDANZA” como canción de cierre del álbum, donde relata la historia de sus propios padres, o que esta tenga una de las frases que más se le quedarán a los fanáticos cuando el tema comience a masificarse:

“De aquí nadie me saca, de aquí yo no me muevo, diles que esta es mi casa, donde nació mi abuelo. Yo soy de P fuckin’ R!!!”.

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