Hace un año sufrió una delicada lesión en la espalda que le hizo sentir que era el final y lo impulsó a terminar 'SECO', el álbum donde parece recapitular todas sus etapas.
Era diciembre de 2023, cuando, en medio de una visita a Chile, Ricardo Arjona comenzó a sentir dolores en la espalda que lo llevaron a someterse a varias intervenciones para poder volver a caminar. Motivado por el incidente, y probablemente por dolores previos que también necesitaba sanar, se apresuró a publicar un comunicado en redes en el que anunciaba su despedida definitiva. Días más tarde lo suavizó.
Un artículo publicado por Billboard revela que ese fue el momento en el que el cantautor guatemalteco compuso “Todo Termina”. Un descorazonador requiem de seis minutos, donde en segunda persona canta sobre las cosas materiales e inmateriales que quedan en los recuerdos, cuando todo llega a su final. “Tendrás, si te ha ido bien, un enemigo, y un postre de hospital de gelatina”, anuncia en una de sus partes.
Pero si bien una canción tan existencial, que estrenó hace semanas en compañía de otra de las piezas mejor terminadas del disco llamada “Nirvana” –donde Ricardo Arjona vuelve a hacer uso de sus ingeniosas frases simples, tan amadas y odiadas, al cantar “yo sólo creo en mi y a veces dudo”–, podría suponer un disco pretencioso… SECO es exactamente lo contrario.
Parece que Ricardo Arjona, en el previamente referido estado de convalecencia, tuvo tiempo e inspiración de sobra para hacer un trabajo en el que todas las canciones una tuvieran orquestación propia de una obra de arte. Incluso, en el pasado, ha llegado a meter hasta 60 o 70 músicos acompañantes en un sólo disco (por ejemplo, en Santo Pecado, recordado por “El Problema”, que estuvo por 8 semanas en el puesto #1 del Hot Latin Songs de Billboard).
Sin embargo, Arjona hizo SECO para sanarse él y por eso el álbum a ratos se siente como un deleite en que el artista evoca diferentes momentos del pasado. “Despacio que hay prisa”, recuerda exploraciones con la música reggae parecidas a las de “Lo Poco Que Tengo” y “Nirvana” se siente tan existencial como “Minutos”. Mientras que “Gritas”, con una guitarra que al comienzo parece la “King Of Pain” de The Police, bien podría ser la canción extra incluida en una hipotética nueva versión de su clásico álbum Animal Nocturno.
¿Acaso sería descabellado pensar “Mentira” como una hermanita menor de “Se Nos Muere El Amor"? “El amor tiene sus planes, pero no tiene argumentos”, concluirá ahora, tres décadas más sabio. El disco abre con “Barcelona”, que no sólo es la ciudad donde se inspiró a hablar de esos amores furtivos que tanto le encanta relatar, sino la capital donde pudo rehabilitarse de sus padecimientos lumbares.
El álbum, que salió a la venta el 17 de enero, también incluye un segundo sencillo llamado “Mujer”, que el artista ha definido como un homenaje a las mujeres de su vida y en el que su hija –la ahora reconocida actriz boricua– Adria Arjona fue la protagonista.
“No le digan que no puede, sabe arañar cuando no quiere”, canta en medio de una frase que hasta podría estar inspirada en su propia primogénita.
Arjona ha dicho que el disco se llama SECO en referencia a la forma en que solía ser llamado cuando era un niño soñador, poco expresivo y flaco, que es lo que realmente significa el término para los guatemaltecos. Por lo que tiene sentido que luego de haberse enfrentado a lo que podría haber sido su muerte artística, él haya concluido que la única solución posible para salir adelante era la introspección y el refugiarse en otros momentos de su vida, donde su personalidad ha estado más sólida y definida.
Así que el disco es Arjona en su estado puro y duro. El de las canciones divertidas que sigue siendo un galán de 20, o recordando sus anécdotas de cuando lo era, y el tipo dedicado que trabaja exhaustivamente sus álbumes (sus anteriores discos Blanco y Negro fueron grabados en Abbey Road, donde The Beatles hizo clásicos como “Come Together” y John Lennon creó la inmortal “Imagine”).
No hay que olvidar los recurrentes coros gospel, otro elemento infalible de su arsenal, que nunca le falla. Tampoco sus ya referidas y tan amadas, como odiadas, frases simples.
El principal elemento musical con el que Ricardo Arjona ha despertado amores y odios, con detractores que lo elevan al nivel de poeta para que sea más fácil destruirlo y fanáticos que, al menos en el ámbito del periodismo, temen decir en voz muy alta que les gusta su música. Aunque es importante mencionar que no fue él quien se autoproclamó El chico de las poesías y que su habilidad con las palabras no viene de una época en que vivía de la literatura, sino de la publicidad.
De todas maneras, Arjona no necesita la poesía para que sus canciones tan cotidianas se sientan cargadas de significado. En “Todo Termina”, quizás la canción más profunda que haya creado en sus últimos diez o veinte años de carrera, también suelta la frase “tendrás para llorar una canción”.
Y es posible que esta sea la canción que arranque lágrimas tanto a quienes lo aman, y seguramente se conmoverán con las letras de uno de los discos más íntimos de su historia, como a quienes lo detestan, los que nuevamente saldrán a cuestionar su "poesía". O antipoesía.