
A diferencia de muchos cantantes que comenzaron con el reggaetón y luego migraron al pop urbano, Sebastián Yatra es un cantautor que al principio principalmente hacía baladas y con los años fue demostrando que su versatilidad le permitía acompañar, de forma natural, composiciones de cualquier género musical.
Por ejemplo, en la primera escucha se puede llegar a pensar que su nuevo disco Milagro es demasiado ecléctico para ser un álbum, pero al dedicarle tiempo uno entiende que todo encaja. Ya sea que hablemos de la rumbera “Vagabundo”, de la reggaetonera “3AM” (con la artista urbana española Bad Gyal) o, incluso, la fantástica versión de “Oleo de Mujer con Sombrero”, original de Silvio Rodríguez, en compañía de su padre.
Hay una razón para ello. Yatra comenzó a armar este álbum hace tres años, más o menos para la época en que salió el merenguero éxito del disco (por cierto, “Vagabundo tiene 500 millones de reproducciones en Spotify y alcanzó el No. 35 en el chart Hot Latin Songs de Billboard) que tiene a Manuel Turizo y Beéle como acompañantes. Además, como Sebastián evidenciará en nuestra entrevista para Billboard Colombia, uno de los hilos conductores del disco –quizás uno de los mayores– es la empatía. O para ser precisos, la necesidad de que se ponga de moda hablar de empatía.
El otro gran hilo conductor, naturalmente, son los milagros. Si entendiéramos esta palabra como situaciones o percepciones maravillosas que surgen de forma inesperada (definición no aprobada por la Real Academia Española), también podríamos imaginar que Sebastián Yatra llegó a un punto de su carrera donde no sabe qué hacer con tanta fortuna que ha tenido.
Lo bueno es que sí tiene algunas claves: hablar de empatía, pensar las acciones (propias y ajenas), desde el amor (como también remarcará en la nota, y que sus canciones, que han acompañado a millones de fanáticos a nivel mundial, sean cada vez más útiles y sanadoras.
Difícil que un tipo que habla con tanta capacidad de compadecerse o conmoverse por otros, no sea capaz de conseguirlo.
La primera vez que escuché una canción tuya, que creo que también era la primera que lanzabas, fue hace más de diez años, cuando diste una entrevista en una radio nacional para hablar de “El Psicólogo” y se sentía muy libre, muy natural, así como tu nuevo disco Milagro.
Sí, yo creo que Milagro en general es una continuación de lo que comencé a hacer ya hace once años, que es expresarme libremente a través de la música. La conexión con esas canciones cargadas de mucha emoción y de dinámicas, que se sientan como que te tiran para arriba o hacen sanar, esas melodías que te hacen erizar la piel… siempre han sido lo que más me ha llamado la atención de la música.
Para este álbum yo quería crear una experiencia celestial y, claro, ahora cuento con mucha más experiencia que la que tenía hace tantos años, cuando hice “El Psicólogo” y esas canciones que le dieron inicio a mi carrera. Siento que pude hacer un trabajo donde cavamos mucho más profundo y tuve la oportunidad de trabajar con gente que admiro de todos lados del mundo, y personas que también dejaron un poquito de su corazón ahí en Milagro.
Hay una frase que se ha vuelto muy viral en internet, que remite a esta idea de que se dice mucho amén, pero poco se dice amen sin tilde. Pero parece que tú eres la primera persona que la transforma en una canción…
Sí. Esta canción en la que digo “entendimos amén y era que amen”. Y eso es algo que, como mensaje, creo que es bonito para que todos lo escuchen, sobre todo para generar más empatía en el mundo. La acción o la emoción más grande que para mí reúne toda esa connotación de la palabra amor, en un mismo lugar, es en la empatía. Porque cuando vos sos empático, no se trata de ti, se trata de aceptar a todos los demás como son y ponerte en los zapatos de ellos. No sentir que somos el centro del universo, sino que todos somos parte de este gran universo.
Quitarle la tilde a la palabra “amén” y transformarlo en “Amen” es como dar ese mensaje de que está bien que cada persona tenga su religión, sus creencias, todo es aceptable y respetable, sobre todo cuando vives desde el amor, cuidando a los demás y tratando bien a los demás. Yo creo que eso es lo más importante para cualquier persona.
También da un mensaje de que está bien que los demás piensen diferentes, que eso no deja de hacernos seres humanos a todos y que estamos unidos, que somos hermanos.
Otra canción muy bella en el disco es “Tiempo de Piceas”, que encima parece ser la que tiene la mayor exigencia vocal, y que hiciste con Humbe. Un artista a quien muchos conocieron en Colombia por un tema con Juliana, pero que en México es gigante. ¿Cómo te conectaste con él?
Humbe es todo un fenómeno en México y ahora alrededor del mundo hispanohablante también. Es como de esos artistas de los que se enamoran muchos cantantes anglo y hay muchos de estos íconos del pop a nivel mundial que dicen “él es de mis artistas favoritos”. Realmente lo que él transmite en su voz, en sus canciones, porque él realmente hace muchas cosas, es algo de admirar.
Para mi poder contar con él en este disco y en una canción como la que hicimos fue toda una experiencia. Y todo un viaje que no acaba aquí, porque la canción sale y se siente que hay una conexión automática con cada una de las personas que la van escuchando. Estamos todos como en esa misma sintonía, como flotando en esa meditación hermosa que es “Tiempo de Piceas”.
Hablando de canciones poderosas… otro gran tema que hiciste en los últimos años, sobre todo por el público infantil al que va dirigido, es la banda sonora de la película Encanto, “Dos Oruguitas”. ¿Qué fue lo que te pidió Disney para hacerla y cómo la fuiste trabajando?
Fue una experiencia muy única. Trabajar con Disney vocalmente es una exigencia muy grande, sobre todo a nivel de capacidad de interpretación, porque ellos primero me ofrecieron hacerlo y me dijeron que nos juntáramos en un estudio en Miami, para ver cómo me quedaba la canción. Pero al mismo tiempo uno también sabe que, en cierta forma, te están haciendo una especie de audición. Me pasó lo mismo cuando hice Broadway.
Y parece ser que les gustó como sonaba mi voz en “Dos Oruguitas” (su mayor posición en el Hot Latin Songs de Billboard, puesto No. 2) y termine viajando a Los Ángeles, lo grabamos en Capitol Studios, que ahí en esa misma sala grabó Frank Sinatra y todo el mundo que te puedas imaginar. Estuvimos grabando las voces de la canción por dos días completos e hicimos la versión en inglés también, pero nos enfocamos mucho más en la versión en español. Habré grabado cientos de tomas de cada una de las frases y son superespecíficos con lo que transmite cada respiración, cada inflexión.
Amo eso porque yo también soy muy perfeccionista a la hora de hacer música, sobre todo en la composición, aunque ya la obsesión también se me ha ido al tema de la producción vocal, la mezcla. Con Milagro yo me siento y escucho, me alejo de las canciones y las puedo escuchar bastante tiempo después, ya creo que puedo tener un foco un poco más objetivo de ellas que cuando estoy metido grabando. Realmente se siente una evolución muy grande con este disco, la gente lo ha recibido superbién, la gente que se ha tomado el tiempo de escucharlo y yo les quiero dar las gracias a esas personas.
Mencionaste Broadway. ¿Ellos te buscaron?
Sí, de Broadway me buscaron y me ofrecieron también estar allá, yo no sé cómo se enteraron que hablo inglés, y es de esas cosas que a veces uno dice por miedo “no, no, lo dejo para otro momento”. Pero yo siempre fui de esa filosofía de que las oportunidades vienen cuando vienen y el que las toma se va a llevar una linda experiencia y una linda historia.
Creo que mis grandes pasiones en la vida son las experiencias y poder vivir eso de aprender, crecer. Poder darme cuenta que sí soy capaz de actuar fue un hermoso Milagro para mi.
Nos gustaría preguntarte por “Tacones Rojos”. Porque hace años no era común que canciones que no fueran de pop urbano se volvieran tan gigantes y parece que tú fuiste la primera, o una de las primeras personas, que cambió esa tendencia e incluso abrió puertas para otros artistas.
Yo creo que “Tacones Rojos” es una canción que sería muy difícil volver a hacer, por lo menos para mí, ya la escribí y es muy difícil escribir una canción parecida. Pero vive en su propio mundito, porque, siendo pop, tuvo la capacidad de gustarle a la gente de todas las edades, de todos los gustos musicales. Tanto a los que son como melómanos a morir, como a la gente que le encanta el urbano, el metal.
La gente me decía como que “parce, me gusta ‘Tacones Rojos’, qué buena canción”. Creo que eso ayuda a reiterar que la música buena siempre va a tener cabida y que, más allá de la cantidad de gente que la escuche, hay canciones que parecen más de nicho, pero esa profundidad con la que impactan a la gente es con lo que más nos podemos quedar.
Vos ves por ejemplo a Morat, que de pronto sus canciones tal vez no son todas las que están charteando más arriba, pero le traspasan el alma a la gente y están haciendo gira de estadios por muchísimos países, y teniendo un impacto tremendo. Porque se han mantenido fieles a lo que ellos son y a lo que les gusta hacer.
¿Por qué Milagro? ¿Con tantos “milagros” en tu carrera, qué significa esa palabra en este momento de tu vida?
Mi hermano que es escritor en su último libro dice “la vida te niega los milagros hasta que te das cuenta que todo es un milagro”. Creo que cuando cambias la perspectiva y eres capaz de ver eso así, todo lo que pasa en tu vida. Todas las personas que conoces, los eventos que suceden, los aprendizajes, todo lo ves como un milagro… vives con la felicidad y la magia aquí presentes. No con una falta de algo, ni pensando que en un mundo distante o en un futuro distante vas a encontrar algún tipo de paz o satisfacción.
Ya la satisfacción está en poder respirar. Es impresionante, nosotros como seres humanos, si nos enfocamos, estamos llenos de momentos de satisfacción constante, sino que a veces no nos sentamos a darnos cuenta. El respirar (inhala), cuando te craqueas aquí un dedo (lo señala), la espalda. Muchas cosas que tienen que ver con esos momentos de satisfacer el cuerpo, el alma y eso lo encontramos en todo.
Entonces es más bien como abrir los ojos, abrir el alma y darnos cuenta.