
Si hablamos de Galy Galiano, el denominado género popular puede ser el referente perfecto para categorizar su música. Sin embargo, antes de ser conocido dentro de esta música popularizada en las cantinas de nuestro país, Galy también debutó en las baladas y en la música tropical con grandes éxitos que impulsaron su carrera artística y dieron a conocer su nombre.
Esta música, que hizo parte de sus inicios, le dio el reconocimiento de convertirse en el primer artista colombiano en ingresar a los listados de Billboard con tres canciones simultáneamente en el chart, todas de su álbum debut Frio de Ausencia (1981).
Pero no fue hasta 1993, con su álbum Solo Salsa, que debutó en el género tropical, haciendo una de las canciones más famosas de su repertorio, “La Cita”. Aunque este tema de la autoría de Alejandro Jaén fue originalmente una balada interpretada en la voz de Leonardo Fabio en 1985, Galy la transformó en un éxito de salsa rosa.
Una canción que según la tradición popular está inspirada en una historia real y narra en sus versos un entramado de venganza de un hombre con una relación de varios años, quien con astucia se las arregla para tender una trampa y confrontar las infidelidades de su mujer, después de descubrir las cartas de ella con varios amantes.
La historia detrás de su letra cuenta cómo un hombre invita a su pareja – aun sabiendo que esta lo engaña – a una habitación de un hotel haciéndose pasar por su amante, con quien está viviendo un amor clandestino:
«Pasa y siéntate, tranquilízate
Al fin ya estás aquí, qué más te da
Imagínate, que yo no soy yo
Que soy el otro hombre que esperabas ver”.
Una cita fríamente calculada, que el mismo protagonista de la historia habría acordado con ella en una carta que le escribió con su puño y letra, con la que citó a aquella mujer para ver cara a cara la verdad de su engaño. Motivo por el que entre sus versos dice: “Y fueron mis manos las que te escribieron la carta, han sido mis celos los que te pusieron la trampa”.
Una trampa que por supuesto tomó por sorpresa a la mujer, ya que al llegar al lugar quedó atónita al ver que se trataba de su pareja y no uno de los tantos amantes que nombra la canción, con quien se veía a escondidas:
«Fue sorpresa para ti, hallarme en el cuarto en lugar de tu amante
Palideciste y te pusiste muy nerviosa».
Sin embargo, en un acto de amor propio y una lección de dignidad, pero al parecer también en un intento por salvar lo que quedaba de la relación, le anuncia su despedida final, no sin antes pedirle que lo ame una última vez como lo hacía con aquellos amantes.
“Te juro que hoy es la última vez que te burlas de mí
Que me engañas y me hieres
(…)
Es mi corazón el que llora de pena por dentro
Pero me marcho para siempre, para siempre
Imagina que soy tu mejor amante
Hazme el amor y luego adiós”.