
La loba tiene nombre. Se llama Isabel. Y no, no es un simple recurso escénico ni una imponente figura que adorna el escenario como uno de los elementos más poderosos de la gira para comunicar un mensaje que ha trascendido fronteras: “Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”. Tiene toda una connotación.
La loba es el alter ego de Shakira, casi una extensión de su propio ser, no solo como artista, también como persona — la manifestación simbólica de su renacer y de la mujer que ha construido un nuevo imperio con su arte, su música y su resiliencia. Por esto, no en vano esta compañera de escenario, que se ha convertido en un símbolo de fuerza y empoderamiento para su manada, fue bautizada precisamente con el segundo nombre de pila de la artista colombiana (Shakira Isabel Mebarak Ripoll).
Isabel reúne toda la esencia de la artista y de la mujer que muestra ahora una nueva faceta después de haber sido una loba herida. Una transformación de lágrimas en diamantes que se ha visto plasmada en su música, pero también en la gira más ambiciosa en sus más de 30 años de carrera, su primera por estadios: Las Mujeres Ya No Lloran World Tour.

Se trata de una gira de un tamaño colosal, con un escenario monumental de más de 62 toneladas, una pantalla gigante de 50 x 12 metros donde da vida a un avatar creado con inteligencia artificial que retrata los visuales del show, además de músicos y bailarines. Pero sobre todo, la existencia de un equipo todoterreno de más de 150 personas que son la columna vertebral de todo, haciendo que la gira sea posible, además de haberse convertido en una manada que hace brillar a la loba.
Las Mujeres Ya No Lloran World Tour es casi como una mini Torre de Babel, donde idiomas y personas de diferentes nacionalidades acompañan a la barranquillera y hacen realidad el espectáculo que se ve en escena cada noche. El equipo de trabajo incluye personas de Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda, Bélgica, Sudáfrica, Escocia, Cuba, Colombia, México, Australia, y República Dominicana, solo por mencionar algunos.
“Una gira de este tamaño es posible solo gracias a toda la gente que viaja en el tour. Por ejemplo, la tecnología, las luces… No solo se trata del equipo técnico, si no tienes en cuenta a la gente que hace todo el trabajo, en realidad no tienes nada”, explica Marty Hom, el director del LMYNL World Tour, quien trabaja con Shakira desde hace 16 años.
Al entrar al backstage, lo primero que se percibe es la precisión a detalle con la que opera un equipo de tal magnitud. Dentro de El Campín en Bogotá, o cualquiera que sea el recinto de la gira, muchas personas tienen sus propios espacios de trabajo con computadores y oficinas, y cada zona tiene un responsable, a fines de que no se escape ni el más mínimo detalle. Desde estas oficinas se supervisan desde la llegada de los refrigerios, hasta los preparativos de las próximas fechas de la gira. Y es que toda esta logística lo amerita: cuando Shakira viaja por el continente moviliza un total de 249.000 kilogramos, solo de equipamiento.

La seguridad de la artista también se coordina desde este lugar. Tanto la que corresponde a la infraestructura y el montaje del show, como a las personas que resultan fundamentales para que Shakira entre y salga segura del recinto. Horas más tarde, cuando se acerca la hora del show, la manada de la loba es testigo del despliegue de seguridad. En El Campín, entre 50 y 70 oficiales se alinean estratégicamente, dando la apariencia de haber sido atornillados en uno de los costados del estadio para garantizar el orden de una noche inolvidable.
La salud de Shakira también es importante, por esta razón la artista viaja con dos terapeutas, varios masajistas y su propio chef. Su dieta, con algún pecado alimenticio ocasional, tiene que ser bastante estricta, al igual que su rutina de entrenamiento. Las dos horas y media de show arriba del escenario requieren una disciplina constante para mantener la figura, la vitalidad y la resistencia de una estrella pop de talla mundial, que a sus 48 años sigue demostrando que sus caderas no mienten.
Durante casi un año y medio, su equipo trabajó sin descanso jornadas de hasta 16 horas al día para poder hacer realidad la idea de una gira de tal tamaño, que surgió un día como una conversación sin pretensiones mientras creaban una canción en el estudio. Sin embargo, ha sido Shakira quien ha estado a la cabeza de todo, la mente creativa detrás del tour, la persona que más trabaja y la que empuja los límites de lo posible asegurándose que cada detalle tenga el sello de la loba.
El reto materializar el sueño de Shakira
La puesta en escena no es solo un asunto técnico, sino también económico. Marty Hom asegura que uno de sus mayores retos estando a la cabeza del show ha sido equilibrar la visión artística que quería proyectar Shakira con las realidades financieras de llevar a cabo un tour de esta magnitud. “La parte difícil para mí es ver el impacto financiero y económico que tiene hacer un tour como este, con tal dimensión”, dice. “El reto es dejar que ella tenga su visión artística, que se mantenga la integridad del show, pero también que no se salga del presupuesto. Tener un parámetro financiero que permita que ella tenga ganancias”.
Ese equilibrio se ha logrado con precisión, y el resultado es un show que no solo cumple con las expectativas de la artista, sino también las de todos sus fanáticos, un público multigeneracional que ha crecido con las diferentes etapas que Shakira les ha dado a lo largo de los años. Desde la rockstar, la bailarina de las caderas de oro, hasta su faceta romántica pop y su nueva versión de una soltera empoderada en ritmos más actuales y urbanos como el reggaetón y otros sonidos electrónicos.
“El asunto con Shakira es que es muy perfeccionista y ella quiere que todo salga perfecto para sus fanáticos, porque ellos son lo más importante para ella. Todo el tiempo está pensando cómo van a reaccionar y si a ellos les va a gustar o no lo que se está haciendo. Es lo primero que está pensando siempre”, concluye Hom.

Además, el montaje incluye una apuesta revolucionaria con el uso de nueve interludios visuales que construyen la narrativa del show con inteligencia artificial. Un avatar realista de su imagen y su evolución a lo largo de los años se desarrolló durante más de cinco meses en el estudio creativo Actual Objects, con sede en Los Ángeles — un arduo trabajo creativo que incluyó a más de 40 especialistas en animación digital y esculturas 3D.
“Hasta la fecha, ningún artista de la talla de Shakira había utilizado la inteligencia artificial de esta manera al servicio de la cultura pop”, dice Maite Marcos, su coreógrafa y mano derecha por más de 20 años, quien la ha acompañado desde el día uno cuando se empezó a crear la gira. “Se ha involucrado un equipo inmenso, con Shakira haciendo cambios constantes para lograr la perfección de lo que se quería proyectar. Crear este avatar suyo no fue fácil, pero logramos utilizar la tecnología sacándole el máximo partido. Incluso los 13 cambios de vestuario que hace en el escenario fueron posibles gracias a la magia del show”.
Ahora que el show es una realidad, su equipo, que durante meses ha trabajado para hacerlo posible, comienza a dimensionar el impacto de lo que han construido y el mensaje que quieren llevar. “Realmente ahora es que me estoy dando cuenta de lo grande que es esto, ver la reacción del público. No solo en vivo, sino también en las redes. Y ver lo que significa para ellos el mensaje de ‘las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan’ y cómo ha conectado con tantas personas, es algo indescriptible”, dice Alex Castillo, más conocido como AC, el productor musical de Shakira y la mente detrás de éxitos como “Soltera”.
El espectáculo no solo es un despliegue de innovación y tecnología, sino una doctrina de empoderamiento femenino con un mensaje que está claro y que se ha transmitido a través de Isabel, la loba, en la que muchas personas han encontrado inspiración de fuerza y libertad.
Isabel, la loba que Shakira hace aullar cada noche como símbolo de grandeza
La simbología de la loba no es casualidad. Desde su éxito “Loba” (y la versión en inglés “She Wolf”) de 2009, el personaje de este animal ha acompañado a Shakira en su evolución artística, y su significado a ido evolucionando con ella, de una simple mujer con deseo carnal a un símbolo de empoderamiento que retrata su fuerza y resiliencia ante los difíciles procesos personales que ha tenido que vivir en los últimos años.
“La loba es nuestra mascota. Es un símbolo de fuerza para ella, que ha abrazado como un emblema de empoderamiento femenino. La loba no solo es un símbolo de empoderamiento para Shakira, sino que está pensada como un símbolo de empoderamiento para las mujeres de todo el mundo”, asegura Hom.
Y Shakira no es solo una loba. Es una loba indomable, apasionada, desenfrenada.
“Ella tiene ese espíritu de loba. Es sexy, es libre, es salvaje, como si no tuviera límites”, dice Danira Littleton, la capitana del equipo de bailarines de LMYNL World Tour, quien ha vivido de cerca todo el proceso creativo de la gira. “Muchas mujeres pueden ser tímidas, cohibirse por miedo a arriesgarse. Pero Shakira rompe con eso. Ella baila en el suelo, su cabello y todo en ella es como si fuera una criatura indomable. Así que ella trae toda esa energía que hace que las mujeres sintamos que podemos ser nosotras mismas”.

“Hay personas que tienen una energía tan poderosa que todos quieren acercarse a ellas, y esa es precisamente Shakira. Incluso si su música no te gusta, no puedes ignorarla; todo el mundo sabe quién es, porque lo que ella hace y la energía que transmite son especiales”, agrega Albert Menendez, su tecladista desde la grabación de su MTV Unplugged que ha visto a la loba en todas sus etapas.
Durante la gira, la figura de la loba se expande a una comunión total con su manada, en una especie de pacto retratado en los “diez mandamientos de la loba” proyectados durante el show, porque, ¿qué sería de una loba sin su manada?
Es algo que se ve desde el primer momento del show, empezando por el respaldo que recibe en su imponente entrada acompañada de fanáticos vestidos de plateado en su camino al escenario.
Un show vivo con un mensaje que resuena muy fuerte
Desde el backstage de la gira Las Mujeres Ya No Lloran, hay algo en lo que todo el equipo de Shakira está de acuerdo: “El show está vivo”.
Aunque el trabajo creativo detrás del apoteósico resultado final fue de muchos meses — con entrenamientos entre Miami y México para adaptarse a la altura y jornadas de hasta 16 horas de trabajo diario — cada día y cada presentación es única. Siempre hay una sorpresa nueva, una mejora continua, un nuevo recurso o elemento que lo hace especial y diferente a todos los demás. Todo esto con el elemento más importante en mente: los fans.
“La reacción del público es el ingrediente final, el toque que lo une todo. Es como el último instrumento que completa la armonía del show”, sostiene AC. “Sin esa energía, era difícil saber realmente cómo se sentía el espectáculo. Pero desde el primer concierto en Río, fue evidente: todo estaba en su lugar, el show estaba completo”.
Es así como finalmente el aullido de la loba Isabel se escucha más fuerte que nunca, convertido en un símbolo de fuerza, de libertad y de renacimiento. Un aprendizaje que ella misma expresa en medio de cada concierto en el escenario. El de una loba herida por los golpes de la vida, que ahora la hicieron más fuerte y llena de respuestas. Una loba que transformó su dolor y encontró significado en cada caída. Porque, como explica la propia Shakira, no se trata solo de reponerse, sino de entender el mensaje que el dolor trae consigo y usarlo como motor de crecimiento, para comprender que el único amor que salva y muestra la luz al final del túnel es el propio, aunque tener el apoyo de la manada en el proceso también es fundamental.
Las Mujeres Ya No Lloran World Tour es más que una gira. Es un testimonio de resistencia, reinvención, poder femenino y amor propio. Ahora, tras conquistar Latinoamérica con contundentes cifras en esta región, incluyendo 11 sold outs en México y nuevas fechas programadas para el verano, seguirá su paso por Estados Unidos a partir del 13 de mayo, marcando su regreso a los escenarios en el país norteamericano donde su última actuación en un estadio fue en el icónico Super Bowl del 2020.
Shakira regresará en una segunda vuelta a América Latina antes de llevar su show a Europa, con miras a seguir su paso en un futuro cercano por Asia y Medio Oriente. Durante los próximos dos años, su música, su historia y su legado resonarán en cada rincón del planeta a través de su loba Isabel, transmitiendo un mensaje que empezó como una expresión artística y que ahora se ha convertido en todo un movimiento impulsado por una manada multitudinaria que grita con fuerza “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”. Y por qué no, también los hombres.
