
El martes 25 de febrero Juliana por fin presentó su cuarto álbum La Pista, que tiene la rumba como principal inspiración y le rinde tributo a la fiesta con géneros tan diversos como el pop, el reggaetón, la salsa y el funk carioca, entre otros. Sin embargo, el disco no sólo brilla por su eclecticismo, sino porque la intérprete logró algo que no es común en nuestros días: que todas las composiciones sean perfectas para cantar a pulmón.
Así que a La Pista no sólo se viene a bailar, sino –desde la tristeza más profunda o la alegría más contagiosa– a gritar cada letra. No es casual que “La Colombiana” haya sido compuesta específicamente para este disco: “Yo me llamo cumbia y la cumbia es peligrosa”. ¿Qué mujer de este país podría permanecer indiferente ante semejante declaración?
La Pista es el cuarto álbum de Juliana (Velásquez, como muchos la conocieron en su etapa de estrella infantil) y también el proyecto audiovisual más ambicioso de su carrera, que no sólo combina un trabajo discográfico que desarrolló durante dos años al detalle, sino una novela que lo acompaña.
Un largometraje de poco más de 38 minutos –y doce canciones– que cuenta además con la participación de actores como Mariana Gomez, Marcelo Cezán, Juan Pablo Raba, Juan Fernando Sánchez, Yaneth Waldman, entre otros.
En palabras de la artista, La Pista es un ‘novelálbum’: “una telenovela, colombiana, (detalle importante), donde en vez de episodios hay canciones”. Doce temas, donde cada uno de ellos cuenta una parte diferente de la historia que transcurre –por completo– en el bar Buenavista. Un rumbeadero que, como nos enteraremos a la mitad del relato, tiene sus propios problemas.
Buenavista, y para ser precisos La Pista, tiene una cualidad principal. Es un bar donde suenan muchos estilos de música. Por eso el disco arranca con reggaetón en la introducción “Bienvenidos A La Pista”, pero también explora géneros más tropicales como la salsa en “De Nada Me Arrepiento” o la cumbia en “En el 320”, que se siente como un guiño a los mayores éxitos de Selena Quintanilla y cuenta con la participación del cantautor mexicano Marco Mares.
Entre esas canciones, también hay una divertida escena del cortometraje donde un joven gay (o simplemente un man con cero masculinidad frágil) decide cambiar la música, para que también suene algo de su estilo. Ahí entra “Dos Volcanes” (con Pocah), una de las composiciones más arriesgadas del álbum, que explora el funk carioca, en un momento en que pocos artistas colombianos han entendido la necesidad de pararle bolas a este género.
De esta manera, la inclusión aparece como uno de los ideales que Juliana ha querido poner en primera plana dentro la narrativa del álbum. Pero en realidad, lo que ocurre es que la también cantautora ha sido sumamente cuidadosa en que cada aspecto del ‘novelálbum’ cuente algún detallito de quién es ella y el recorrido que ha hecho hasta la actualidad.
Es decir, una persona que considera que todo lo que ha vivido, aprendido y escuchado ha sido fundamental para su desarrollo.
Por ejemplo, a través de las referencias de canciones, que probablemente escuchó durante su niñez y adolescencia: Las dos referencias a Juan Luis Guerra (“Woman del Callao” y “El Niágara En Bicicleta”) en “Cara de Idiota” con Las Villa, la frase “a mi me gusta tu dancing tu cuerpo” –de “Sigue Bailando” del artista panameño El Roockie– en “Maldito Reggaetón” y el hecho de que, sonando muy diferente, “La Colombiana” se sienta como un tributo a “Amor A La Méxicana” de Thalía.
Y más referencias, el bar tiene colgado un letrero que presenta a Juliana como “La Colombiana”, que está estilizado como el anuncio de la popular gaseosa del mismo nombre y entre las referencias a Aurelio, su antiguo compañero de peluche en el programa infantil Club 10, aparece un cuadro que es una parodia de una de las películas más famosas de Pedro Almodóvar: Todo Sobre Aurelio, está escrito en la imagen.
Si bien no vamos a contarles cada una de las historias que pasan en La Pista, sí vamos a hacer énfasis en canciones aún no mencionadas como “Y Si Bailamos”, un vals con influencias de corrido mexicano donde participa el artista Neto Peña, y “Aurora”, el sencillo de difusión con el que sale el disco, que cuenta con la colaboración de Piso 21.
Por cierto, “Aurora” también es la canción ideal para hablar de la importancia de cantarle a la salud mental, otra de las lecciones que Juliana parece haber aprendido a lo largo de su carrera. Y si bien frases como: “un ángel no se derrota y aún con cicatrices siempre volará” parecen pensadas para un corazón roto, en realidad aplican para cualquier persona que esté pasando un mal momento.
Toda la historia transcurre entre un 31 de diciembre y un 1ero de enero, después de la medianoche, lo que también ayuda a entender la rumba de Buenavista de una forma diferente. Los colombianos tenemos una forma muy particular de celebrar estas festividades y la efusividad del momento suele funcionar como un bálsamo para aliviar los problemas.
Precisamente, la conclusión con “Flores de Primavera” –y con todo el elenco juntándose para consolar a Juliana– funciona como un cierre de esos que demuestran que al final de un 31 de diciembre o, incluso, de la vida misma, las cosas, por lo general, tienden a estar bien.
A manera de conclusión final, la impresión más poderosa que deja La Pista es que además de ser el proyecto más ambicioso de la carrera de Juliana, también es el disco que marcará un antes y un después en su carrera. De la misma manera que ocurrió con el disco de Bad Bunny en enero, no sería atrevido decir que –dentro del pop colombiano– estamos ante uno de los mejores discos que saldrán en 2025.
Si bien los primeros álbumes de Juliana se caracterizaron por la sinceridad y la autenticidad, ahora estos elementos se combinan con las tendencias de moda, pero con una intérprete que ha cuidado su identidad hasta en el más mínimo detalle.
Estamos ante un momento que podría ser histórico para la música colombiana, aunque falten años para que podamos dimensionarlo.