
A finales de los años noventa, un día suena el teléfono en la casa de Fher. Él contesta y del otro lado de la línea una voz dice: “¿puedo hablar con Fernando Olvera?”. Así que el único cantante que ha tenido Mana, en sus casi cuarenta años de historia, pregunta quién llama. Al escuchar que del otro lado le dicen Carlos Santana… cuelga la llamada.
En la siguiente llamada, la persona del otro lado de la línea se pone más insistente: “hey man, no cuelgues, de verdad soy Carlos Santana”. Fernando se queda helado, cae en cuenta que en verdad es él. El legendario guitarrista recordado, tanto por sus canciones “Oye Cómo Va” o “Black Magic Woman”, quien además es uno de los mayores iconos vivos del rock mundial, le explica que disfrutó mucho el álbum Sueños Lìquidos de su banda Maná. Ese que muchos recuerdan por sencillos como “En El Muelle de San Blas” o “Clavado en un Bar”.
Ahí fue cuando Santana le explicó a Olvera que estaba armando un nuevo álbum, con Clive Davis como productor. Figura clave en la industria musical y fundador de Artista Records, quien a lo largo de su trayectoria ha firmado artistas como Janis Joplin, Bruce Springsteen, Whitney Houston o Alicia Keys. También le contó que estaban invitando a muchos músicos, a fines de que el disco no sonara como las anteriores producciones del guitarrista, sino que tuviera un sonido más contemporáneo.
Antes de avanzar, en el texto, es importante remarcar algo. Santana y Davis tenían un acuerdo, en el que seis de las canciones estarían a cargo del legendario músico y las otras seis composiciones que tenía el disco serían responsabilidad del productor. Una estrategia que les serviría para lograr, por un lado, mantener la esencia de los mejores discos del astro mexicano y, por el otro, acercar a otros artistas que fueran más cercanos para la audiencia de los años noventa.
Como resultado, Rob Thomas de Matchbox Twenty, Wyclef Jean y Eric Clapton, entre otros músicos, llegan a participar del proyecto.
De acuerdo a lo que Alex González, baterista de Maná, ha contado en entrevistas, a partir de esa comunicación es que toda la agrupación viaja a Los Ángeles. Lugar donde grabaron cada uno de los elementos: bajo, batería y guitarra. Luego volaron a San Francisco y se reunieron con Carlos Santana, quien puso su guitarra sobre lo que ellos habían grabado previamente.
La ingeniería y mezcla fueron hechas por Benny Facone en los estudios Record Plant y Conway Recording, en la ciudad de Los Ángeles, y la canción contó con la producción de Fher Olvera y KC Porter, y con una coproducción de Alex González. El single hizo parte del álbum Supernatural, que fue producido, dadas las circunstancias previamente descritas, entre Clive Davis y Carlos Santana. Fue el No. 18, dentro de la carrera de Santana.
“Corazón Espinado” tuvo varias versiones, que se enfocaron en diferentes territorios donde el inglés no es el idioma oficial, entre ellas una versión instrumental. Pero pese a este gran esfuerzo por romper barreras idiomáticas, “Corazón Espinado” no tuvo el éxito en el mundo de habla inglesa que sí había logrado “Smooth” (con Rob Thomas), el primer sencillo del álbum. No obstante, en los países hispanohablantes sí se convirtió en un gran éxito y estuvo cerca de superar a otras canciones del mismo álbum.
El single tuvo como máxima posición el No. 22 dentro del Latin Pop Airplay de Billboard y los ayudó a consagrarse en la primera premiación de los Latin Grammy, que se realizaron en septiembre del año 2000. Allí Santana y Maná quedaron como ganadores en las categorías de Disco del Año y en la que premia la mejor presentación vocal para un dúo o grupo.
Según la sección Hits of the World de Billboard, que fue publicada en esa época, en España, “Corazón Espinado” ascendió hasta el No. 2, mientras que en Italia el puesto No. 14.
Hasta la fecha, los streams de “Corazón Espinado” en Spotify han alcanzado 188 millones de reproducciones, mientras que en YouTube el video se ha visto 374 millones de veces.