
Semanas atrás, Guaynaa presentó su último disco llamado Cumbia Y Amor, que grabó en la ciudad de México con invitados como Bronco, Ximena Sariñana y Ráfaga, entre otros. Y si bien es cierto que muchos conocimos a Guaynaa por su reggaetón “Rebota”, presentado hace siete u ocho años, también vale la pena remarcar que Guaynaa también ha interpretado música tropical.
Pero no solo cumbia, Guaynaa también es un duro haciendo salsa, electrónica, flamenco, bachata, dembow y parece que su exploración todavía no termina. Exploración que no solo ha hecho en sus propios discos, sino en las canciones colaborativas, que ha hecho con su esposa Lele Pons, como “Abajito”, “Todo Sabe Más Rico” o “De Party En Party”, que tiene un sampleo del clásico “We Like To Party” que Vengaboys pegó hace ya más de veinte años.
En conversación con Billboard Colombia, el artista puertorriqueño nos ayudó a entender su visión sobre la música y por qué siendo inicialmente conocido por sus canciones de reggaetón, a medida que pasan los años ha decidido incursionar más en géneros tropicales como la cumbia, que define su último disco de estudio.
Al escuchar tu disco Cumbia Y Amor, uno piensa en lo versátil que ha sido tu carrera, tanto por los géneros que has interpretado como por las colaboraciones que han aparecido en tus canciones. También, en lo curioso que has sido, ya que tienes canciones con artistas que uno difícilmente imaginaría grabando contigo.
Demasiado curioso y demasiado selectivo. A mi me llama mucho más trabajar con artistas extratalentosos que son de nicho, que trabajar con artistas mainstream. Porque la mayor parte del tiempo estoy en búsqueda de un reto en la interpretación y la creación de un mensaje. Una búsqueda del sabor y el sabor, siempre viene en envases pequeños.
Le dedicaste un año y medio a Cumbia Y Amor. Si bien la pregunta puede sonar obvia, ¿qué diferencia habría entre tu disco y uno que, de acuerdo a las nuevas tendencias, se puede hacer en pocos días?
La manera de comunicar el mensaje. Por lo menos en lo que me compete como artista, cantante, intérprete, porque esa manera transmuta, ¿verdad? Cambia totalmente. La pegada que tú puedes tener al salir es mucho más fuerte, mucho más longeva también.
¿Eso aplica únicamente para la letra o también para la composición?
Para las dos cosas, porque cuando ya tienes una percepción de lo que eres capaz a nivel de interpretación, eso influye bastante en la composición.
En una entrevista de Billboard, que te hicieron hace cinco años, dices que creciste con música de referentes como Charlie Zaa o Elvis Crespo. ¿Qué artistas te influencian o te generan una profunda curiosidad ahora en el año 2025?
En estos momentos me genera mucha curiosidad Charlie Aponte (excantante de El Gran Combo de Puerto Rico), Rubén Blades, Pete ‘El Conde’ Rodríguez… ¡Cheo Feliciano! A lo mejor Frankie Ruiz, porque aunque son épocas distintas tiene que ver mucho con la inflexión. Y con todos esos intérpretes que sabían como jugar con la voz de pecho, la voz nasal, la voz ronca… me parece toda una ciencia.
Mucha salsa, cuando muchos de nosotros te conocimos con “Rebota”, ¿en qué momento empezaste a sentir que la salsa era un lugar que podrías transitar en tu propio proyecto musical?
Mira, a mi siempre me dijeron, desde los comienzos, que yo iba a terminar haciendo salsa. Y yo pensaba, “no, si ya tengo el mundo con el reggaetón, soy No. 1 en Billboard, tengo billones de visitas y de streams.
Pero siento que se acomodaron los planetas y también, la salsa te escoge a ti, tú no escoges a la salsa. Yo creo que los artistas que somos creativos y visionarios en algún momento de nuestras carreras tenemos nuestro choque con la salsa. Lo ha tenido Farruko, lo ha tenido Ñejo, lo ha tenido Ñengo Flow, Daddy Yankee. Un sinnúmero de artistas urbanos.
Y no es hasta cuando la preparación se encuentra con la oportunidad, que el público te dice que quiere que tú hagas salsa. Todos los artistas urbanos soñamos con hacer salsa, el que te diga que no es un mentiroso… o es un rockero, que hace reggaetón. Lo que pasa es que no todos podemos hacer salsa, la salsa es complicada y conlleva mucha técnica, mucha preparación. Lo mismo que el vallenato, yo puedo intentarlo, pero no me va a salir, porque no tengo la inflexión para cantar vallenato. Eso te viene desde niño.
Me haces recordar que hay un documental puertorriqueño de salsa y reggaetón que se llama Reggaetón: la clave, donde se cuenta que los artistas de ambos géneros se saludan de abrazo en los aeropuertos, así no se conozcan, porque vienen de realidades de calle similares. ¿Te pasa eso?
Sí, me pasa con Victor Manuelle, con Tito Nieves, con Marc Anthony, me lo encuentro a cada rato, pero no en aeropuertos porque él tiene su avión privado (risas). Yo viajo en la cafetera, allá en el asiento de atrás (más risas). La dinámica siempre es bien calurosa.
Nosotros también queremos hacer salsa y los salseros quieren que nosotros hagamos salsa brother, la salsa es hermosa. La salsa no es separación, sino cultura, ese sentimiento que provoca en tu corazón no es replicable.
En el mainstream se está haciendo salsa y, vas a ver, acuérdate lo que te estoy diciendo ahora en 2025 que las nuevas generaciones, no nosotros, sino los que vienen en dos o tres años, van a ser unos salvajes. Se viene una ola muy hermosa, porque mientras nosotros estamos cantando estos chamacos están practicando.
En las canciones que has hecho con tu esposa Lele Pons, ¿ella también ha aportado este tipo de influencias?
No, ella viene más de música popera y urbana. Lo tropical tiene que ver más con mi propia vida, con mi niño interior.
¿Cuáles son las colaboraciones que más disfrutaste en tu último álbum Cumbia Y Amor? ¿Alguna anécdota que contar de algún momento que te haya sorprendido?
Con Ximena Sariñana fue un espectáculo, pero todo lo grabamos a distancia, no lo grabamos juntos. Porque si bien ella está en Ciudad de México y yo podría haber grabado con ella, porque el álbum se grabó en Ciudad de México, Bronco está por Monterrey, Ráfaga en Argentina, Duelo está en Texas, si no me equivoco… así que era un poco complicado encontrarnos. Entonces yo mandaba una referencia y hacíamos un poco un back and forward de cómo iba progresando el tema.
Cuando comenzamos el álbum hicimos un campamento en Mérida, Yucatán. Una ciudad que tiene todavía millones de mayas viviendo ahí, y hay muchas leyendas dentro de la historia yucateca, como una de un duende que le dicen El Aluche que protege la selva.
Nosotros estábamos en medio de Yucatán y le pedimos permiso al Aluche para poder utilizar su espacio y hacer un álbum, y fue todo muy bonito, ese conectar con la naturaleza que te generaba ese sentido de tranquilidad y protección. Se alinearon los planetas y surgió algo bien bonito en esos días que estuvimos allá.
Si bien nunca has soltado el reggaetón, precisamente el año pasado hiciste un tema con Dani Flow, sí se siente que en los últimos años la vena tropical te ha tirado muchísimo más. ¿Cómo te ves en los próximos años y cómo te imaginas en un 2050, por ejemplo, el legado de Guaynaa?
Me veo bailando, gozando y disfrutando la tarima de los shows. Guaynaa es una experiencia, goce, júbilo, identidad, felicidad, aceptación, empatía y mi música también está hecha para levantar a la gente, para que alcancen su máximo potencial, un nivel óptimo como seres humanos, como entes energéticos. Así me veo.
Es posible que tu mayor éxito, por lo menos en Colombia, sea “Chica Ideal” de Sebastián Yatra, que además es una reversión de otra canción que fue gigante en nuestro país, de una banda llamada Latin Dreams. ¿Cómo hicieron esa colaboración y cómo llegaste a ella?
Esa canción me la envía Yatra en medio de la pandemia, yo acababa de aterrizar en Puerto Rico y estaban cerrados los aeropuertos. Él estaba en Medellín, también encerrado, con su familia. Entonces hicimos “Chica Ideal”, que primero se habló con Latin Dreams, pero yo no participé de ese proceso porque eso era un sencillo de Yatra, pero bueno, fue un tema que fue un antes y un después en mi carrera.
Hay una anécdota curiosa, porque hace como año y en medio en una fiesta de Beéle en Bogotá, que era como por el cumpleaños de su manejador o algo así, viene una persona y me dice: “yo soy uno de los chicos de Latin Dreams y te tengo que dar las gracias, porque me has cambiado la vida, desde que salió esa canción yo no he parado de tocar”.
Y eso se sintió tan bonito en mi corazón!!! Porque cuando tú haces una reversión, siempre hay alguien que dice que la otra versión era mejor. Olvídate de eso, porque esa gente, si todavía está viva, tiene la oportunidad de volver a caer en la vista pública y a generar ingresos, incluso a volver a proveer para sus familiares, en el caso de artistas que ya no están haciendo música.
¿Conocías la original?
Claro. En Puerto Rico no sonó tanto, no fue tan conocida porque en esa época estaba Daddy Yankee con la “Gasolina”, haciendo pedazos a todo el mundo, pero en Venezuela fue grandísima y siempre está en las fiestas de los venezolanos en Estados Unidos.