
Shakira es un nombre internacional y no sólo por la herencia árabe de la artista. Sino porque a casi 30 años del disco más famoso de la diva colombiana por excelencia, si usted le pregunta a un nigeriano, a un camboyano o una persona boliviana que vive en las montañas por nuestra barranquillera favorita, seguramente todos ellos afirmarán conocerla. Ningún cantante vivo del mundo cuenta con ese privilegio.
La intérprete de “Antología” es la única artista global que reúne los que podría considerar todos los elementos que debería reunir una nueva #1 del pop mundial: trayectoria, impacto (es decir, que además de Estados Unidos la reconozcan en los lugares más recónditos de este populoso planeta) y vigencia contemporánea. Mejor dicho, que todavía sea una máquina imparable de producir hits de talla internacional.
Pero esta introducción, más que generar polémica, lo que busca es dimensionar por qué es tan importante un show de Shakira y, más importante aún, por qué es tan importante verla en este momento. A meses de haber ganado un Premio Grammy con un disco de pop compuesto completamente en español, que debutó en dos de los charts latinos de Billboard como número uno y que además estuvo entre las primeras posiciones del Billboard 200 Albums.
Y permítanme enfatizar… con un disco que representó su regreso al mercado global, pero sin tener una sola canción en inglés.

Shakira y su prueba de fuego en el Estadio El Campín
Hay varios motivos por los que la presentación de Shakira en Bogotá podría considerarse una prueba de fuego: los ya conocidos 2600 metros de altura sobre el nivel del mar y la exigencia que puede suponer presentarse en una ciudad que ya ha visto a íconos como Paul McCartney, Billie Eilish o Aerosmith (en algún momento, homenajeados por la barranquillera) podrían ser los principales.
Pero Shakira no sería una de las principales divas del pop si eso le representara algún problema, así que arranca tan confiada que su primera canción ni siquiera es un hit, sino una referencia a cómo se siente en una tarima y en este momento de su vida: “La Fuerte”, uno de esos secretos mejor guardados de su último disco, que hizo con el productor argentino Bizarrap. Le siguen “Girl Like Me” (su colaboración con Black Eyed Peas) y el primer clásico de la noche llamado “Las de la Intuición”.
Cuando ya comenzamos a sentirnos extasiados, Shakira nos suelta el primer bombazo: “Estoy Aquí”. Directo a la nostalgia y sin escalas.
Mientras que suena “Empire”, conectada con “Inevitable”, con las guitarras recordándonos que estamos ante una multiinstrumentista que hace 24 años cambió el pop latino –y hasta el mundial– para siempre… pienso en que a Shakira no se le ha reconocido aún su enorme aporte a nuestro rock.
Por ejemplo, fueron artistas como Ricky Martin (primero) y ella (poco tiempo después), quienes hicieron que el pop en español resultara verdaderamente atractivo para la industria musical global. Además, sin el legado de Shakira, quizás no habríamos tenido a Juanes y mucho menos él habría tocado con The Rolling Stones o Metallica.
“Acróstico” llega con uno de los momentos más bellos de la noche, con una animación llamada “Wolf Children” que muestra a una mamá loba, de color rosa (quizás morado), con sus niños lobitos. En algún momento, Shakira contará que la noche anterior había estado explicándole a sus hijos que Bogotá es el lugar donde se comenzaron a hacer realidad sus sueños, en referencia a la creación de su disco de 1995, Pies Descalzos.

La eterna innovadora
A continuación, suena un enganchado de tres canciones de reggaetón, que puestas al lado de la balada que Shakira dedicó a sus hijos, hace pensar en que muchas lobas también se las arreglan para siempre caer de pie. Una de ellas es “La Tortura”, uno de los mayores éxitos de la artista, que salió cuando ningún artista de pop mainstream había entendido la importancia de explorar el ahora famoso género puertorriqueño.
“Hips Don’t Lie” también fue un innovador éxito pop con bases de reggaetón, pero por esas casualidades de la vida que sólo le tocan a las personas que trabajan duro como Shakira, también se convirtió –en versión remix– en su primera canción para un campeonato de la FIFA (Alemania 2006).
Fue además, la primera de las tres canciones mundialistas de la artista, porque cuatro años después la FIFA la invitó a hacer el “Waka Waka” –su canción que estuvo más de 400 semanas en el chart Hot 100 de Billboard y 42 semanas como la número uno– y para 2014, una reconocida marca de yogures lanzó con ella “La La La”, que terminó volviéndose mucho más gigante que la canción oficial del certamen de Brasil 2014.
Y si la canción de las caderas que no mienten nos permite hablar de cómo Shakira se volvió famosa hasta en el rincón más chiquitito del planeta, “Soltera” nos permite hablar de cómo a sus 48 años la diva no para de innovar. Su último éxito es un shatta dancehall, un género de reggae que poco a poco va conquistando las discotecas mundiales, al que ninguna de las mayores estrellas pop contemporáneas del planeta ha volteado a mirar.

La última parte del show y conclusiones finales
Luego de salir con un deslumbrante vestido plateado y cantar “Última”, la balada que parece haber compuesto para cerrar las heridas de su último tropiezo amoroso, Shakira vuelve a saltar a la era Pies Descalzos. Por cierto, hasta este punto se ha cambiado unas diez veces de vestuario. Incluso, media hora antes, cuando interpretó “Chantaje”, fue a ponerse la siguiente prenda mientras cantaba y nos mostraba parte de su transformación a través de las pantallas.
Shakira no parece sentirse muy cómoda con las canciones de Pies Descalzos –lo que resulta comprensible si se tiene en cuenta que las compuso muy chiquita–, pero nos comparte pedacitos de “¿Dónde estás corazón?” y “Vuelve”, con un emotivo video de sus inicios. A continuación la canción que le dió nombre a este icónico álbum y la que, según ella, había sido la más pedida para esta noche: La enternecedora “Antología”.
Para el cierre, puros hits, uno más grande que el otro. Primero, la infravalorada “Poem To A Horse”, sencillo de uno de sus primeros discos en vivo que nunca terminó de calar en el público, pero podría considerarse una de las mejores composiciones de toda su carrera. Luego suenan “Te aviso, te anuncio”, “Suerte” y el esperado “Waka Waka”.
Y cuando van poco más de dos horas de show suena la esperada “Loba”, con una líder de manada inflable gigante apareciendo detrás del escenario, en cuya pantalla se ven Los 10 Mandamientos de las Lobas. Si bien el concierto ha estado cargado de mensajes de empoderamiento, estas 10 frases son como el cierre de todos los ideales femeninos que se han profundizado desde el comienzo.
Uno de los mandamientos, quizás el más importante, es el que remarca que una loba siempre ayuda a las otras lobas de su manada.
La sesión de Bizarrap con Shakira, completa el concierto que ya ha durado más de dos horas. Un concierto que tuvo un setlist de 30 canciones, que paradójicamente estamos escuchando en el año en que se cumplen 30 años del disco que realmente marcó el inicio de su carrera.
Una carrera en la que Shakira ha logrado que sus canciones lleguen a gran parte de los 8.000 millones de habitantes que tiene el planeta y en la que a 30 años de su primer disco de talla internacional, logra que –como se ve día a día en redes y se pudo notar en este concierto– hasta los más pequeños sigan conectando con ella.
¿Podrá Shakira convertirse en la nueva #1 del pop mundial? Quién sabe, quizás la ‘loba’ mayor ya lo sea y todavía no nos hayamos dado cuenta.